La gran tristeza de Zohara

Alienada de su comunidad judía ortodoxa de Jerusalén, una joven se abre al mundo del espíritu. Rodeada de oscuros sonidos del "Otro Lado", se ve arrastrada a remotas y cada vez más desoladas regiones en tierras árabes. Su viaje, como una búsqueda mística a través de sus propios paisajes interiores, culmina con su regreso a Jerusalén. Allí, indeleblemente marcada, se enfrenta a su profunda soledad y a su devastador sentimiento de exilio.

La búsqueda de Zohara sigue las etapas de separación, iniciación y retorno que Joseph Campbell hizo famosas, pero difiere lo suficiente del modelo tradicional como para alterar sustancialmente el significado social y psicológico del viaje. No hay ayudantes, ni tareas peligrosas, ni unión con el sexo opuesto, ni reconciliación con las figuras paterna y materna. Además, su regreso no es claramente victorioso. Como descubrió Annis Pratt en su estudio de obras originales de mujeres, una protagonista femenina cuya búsqueda desemboca en el renacimiento o la transformación tiene dificultades para reincorporarse a la sociedad, "se encuentra en su ascenso... con una reacción contundente, un intento de empequeñecer su personalidad y reacomodarla a un estatus secundario".