La trampa del diablo

Un sacerdote viaja a un pueblo para investigar la supuesta relación de un molinero con el diablo. Pronto descubrirá que hay motivos políticos y personales para inculparlo, pero se plegará a los mismos en su propio beneficio.

La trampa del diablo suele ser injustamente omitida en los artículos sobre el legado de Vláčil. Elogiada por la Federación Internacional de Críticos de Cine en el XVI Festival de Locarno, narra el enfrentamiento de un hombre libre, un molinero, y un cura dogmático en un pueblo checo del siglo XVIII. El agudo conocimiento del molinero sobre las propiedades naturales de la tierra se interpreta como prueba de un pacto diabólico, y la caza de brujas se desarrolla ante nuestros ojos acompañada de la historia de amor del hijo del molinero, Jan, y su amada, Martina.

En esta historia romántica, lo bueno se equipara a lo bello: jóvenes amantes atractivos, una gran afinidad con los paisajes y su fauna y flora naturales, espíritu libre de la vasta tierra en comparación con los sombríos interiores del castillo y la iglesia. A veces confundida con ingenuidad, la alegría manifiesta e inocente se siente en cada escena y en cada personaje positivo; se establece firmemente con el mensaje final: el bien prevalecerá y vencerá al mal. Es una ley natural.

En la época en que se creó La trampa del diablo, las autoridades comunistas eran muy receptivas a financiar películas históricas, dotándolas de película en color y ricos interiores barrocos. Sin embargo, Vláčil va deliberadamente en la dirección opuesta, prefiriendo imágenes en blanco y negro, escenarios sencillos pero convincentes, personajes orgánicos. No quiere que parezcan actores modernos vestidos con ropajes medievales, sino que intenta penetrar en la verdadera naturaleza de las gentes de siglos atrás. La expresiva cámara en blanco y negro de Rudolf Milič capta planos precisos, en un esfuerzo por crear una composición autosuficiente, casi fotográfica.

Considerado el precursor de la Nueva Ola checoslovaca, por su visión poética Vlačil se mantiene en cierto modo al margen de todas las corrientes. Entre los directores que trabajaron en el estudio cinematográfico Barrandov, fue el único sin formación cinematográfica específica. Quizá gracias a este hecho consiguió mantener su propia voz, relativamente poco influenciada por las figuras clave de esta próspera era cinematográfica.

Elena Rubashevska

Crítica de cine, nacida en Ucrania, afincada en Suecia. Vicepresidenta de FIPRESCI. Autora del libro Ukrainian Poetic Cinema (Tumult Foundation, 2022).